Principios básicos
La mayoría de la gente tiene, como mínimo, una noción
intuitiva del centro de gravedad (CG) de un objeto: es el punto en el cual el
objeto puede estar equilibrado. Agarre una escoba por un extremo y el otro
extremo inténtelo dejar caer, agárrela por su centro de gravedad, y
permanecerá equilibrada, sin que ningún extremo se eleve.
Si ha probado a equilibrar una silla ó una escoba sobre la
palma de su mano, sabe que el truco es colocar su mano bajo el centro de
gravedad. Como su mano no está en el CG sino debajo, puede moverse
perfectamente para mantener esta posición estratégica.

Existe un definición matemática precisa, no tiene nada
que ver con la gravedad, por lo cual muchos científicos e ingenieros
prefieren el término centro de masa. Sin embargo, se sale
del tema principal y, por lo tanto, no nos molestaremos con él ahora.
Un bastón ligero con dos bolas de igual peso en sus extremos tiene,
obviamente, su CG en el medio. Cuando una bola tiene un peso doble de la
otra, el CG divide la distancia entre ellas con una relación 1:2,
de forma que estará más cerca de la masa más pesada
(vea el dibujo). De modo semejante para otras relaciones.
Bolas que se empujan
mutuamente
Imagínese ahora, por ejemplo, que en el bastón anterior las dos bolas tienen
un muelle entre ellas. Aunque las bolas están separadas, se puede hablar de su
CG común, en la línea que conecta sus centros, a 1/3 de la distancia del
centro de la bola mayor.
(El CG del sistema Tierra-Luna se puede definir de la misma
forma. Dado que la relación de masas de los dos cuerpos es de 81:1, el Cg es
el punto sobre la línea entre sus centros dividiendo esta por su relación.
Se puede mostrar que, despreciando la atracción del Sol y de los otros
planetas, la Luna no orbita sobre el centro de la Tierra, sino, en cambio,
sobre el CG común y lo mismo hace la Tierra, reaccionando a la atracción de
la Luna. Por supuesto que, como la Tierra es mucho más pesada, el CG no está
muy lejos del centro de la Tierra, de hecho está mas cercano que la propia
superficie de la Tierra.)
Suponga ahora que se coloca un fósforo encendido bajo el
muelle, calentándolo. Cuando el muelle se expande, empuja hacia fuera las
bolas, pero si es muy blando, su propio movimiento no importa y podemos asumir
que las bolas se empujan mutuamente.
Mediante la formulación de Mach de las ecuaciones del movimiento,
si la bola más pesada recibe una aceleración a,
la ligera recibe 2a, el doble. Para cada incremento en la
velocidad de la bola pesada, la ligera recibe el doble, y se tiene que
para cada momento, su velocidad total, al igual que la distancia cubierta,
es la doble de la de la bola mayor .
Si la bola pesada está a la distancia D de la posición inicial
del muelle, la más ligera está a una distancia 2D, como en la figura anterior,
reproducida aquí. No importa el tiempo que pase, el centro de gravedad continuará
en el mismo punto.
Cohetes
Esto se convierte en un principio general: en cualquier objeto
ó serie de objetos, las fuerzas que solo involucran a esos objetos y a nada
más ("fuerzas internas") no pueden mover al centro de gravedad.
Un astronauta flotando en el traje espacial no puede cambiar su posición
sin involucrar a algo más, p.e. apoyandose contra su nave. El centro
de gravedad ó "centro de masa", es un punto fijo que no puede ser
movido sin ayuda exterior (girar a su alrededor sí es posible).
Arrojando una herramienta pesada en una dirección, el
astronauta podría moverse en la dirección opuesta, aunque el centro de
gravedad común de los dos permanecerá siendo el mismo. Dándole una botella de
oxígeno comprimido, se consigue el mismo resultado al expulsar un chorro de gas
(una escena que aparecía en los antiguos filmes de ciencia ficción). Un cohete
hace lo mismo, excepto que se sustituye el gas frío por un chorro de gas
reluciente, mucho más rápido, producido por la combustión del combustible
apropiado.
Los poderosos cohetes que elevan cientos ó aún miles de
toneladas desde la rampa de lanzamiento, dependen del mismo principio.
Si alguna vez observó despegar un cohete desde Cabo Cañaveral,
es importante recordar que si pudiera extraer de la escena la rampa de
lanzamiento, la atmósfera y la Tierra, el centro de gravedad combinado
del cohete y sus gases de escape permanecerán siempre donde comenzaron,
en el punto de lanzamiento.
Puede parecer una manera de producir movimiento en la dirección
contraria. Pero todavía, los cohetes son (por lo menos por ahora) la única forma
práctica de abandonar la Tierra y volar al espacio.
Primeros Cohetes
Los cohetes fueron inventados por los chinos, como consecuencia de su invención
de la pólvora, alrededor del año 1000, quizás antes.
los cohetes añadieron una nueva dimensión a los fuegos artificiales,
otra contribución china, pero, inevitablemente, también fueron
usados para la guerra, como misiles para quemar las ciudades enemigas.
Los británicos los conocieron cuando las tropas indias, bajo
el Sultán Tipoo, las emplearon contra ellos. William Congreve, un
oficial británico, desarrolló un cohete militar y en 1806
impulsó su uso contra Napoleón. "El rojo resplandor de los
cohetes" del himno norteamericano se refiere a la utilización de
cohetes Congreve en1814 en un fallido ataque británico sobre Fort
McHenry, en las afueras de Baltimore. El blanco de esos cohetes era muy
inexacto, y su uso declinó como mejora de la artillería.
Sin embargo, se vendieron cohetes comerciales para su uso en los barcos,
para enviar una cuerda a tierra en caso de naufragio.
Los cohetes, todavía, son la única forma verosímil
de alcanzar el espacio exterior. Un visionario que se dio cuenta de esto
fue Konstantin Tsiolkovsky (1857-1935), un maestro ruso que impulsó
con entusiasmo los vuelos espaciales y escribió libros sobre el
asunto, antes de que la idea recibiera una estimación seria.
Goddard
Otro fue el joven estadounidense, Robert Hutchins Goddard (1882-1945),
un nativo de Worcester, Massachusetts. La familia Goddard estaba en la
casa de unos amigos en los suburbios de Worcester el 19 de Octubre de 1899,
cuando él se subió a un viejo cerezo para podar las ramas
viejas. En lugar de eso, comenzó a soñar:
"Era uno de esas bellas tardes tranquilas y coloridas que tenemos
en Octubre en Nueva Inglaterra, y cuando miré hacia los campos del
este, imaginé lo bello que sería hacer un aparato que tuviera
la posibilidad de elevarse hacia Marte, y como se vería
a pequeña escala, si se enviara desde el prado a mis pies."
Aquí fue cuando el joven Goddard decidió perseguir la idea
de los vuelos espaciales. Más tarde escribió
"Era un chico diferente cuando descendí del árbol, por
que la existencia al fin parecía tener una finalidad".
El 19 de Octubre 19 se convirtió en el "Día del Aniversario"
apuntado en su diario como un festivo personal. Por ejemplo, en 1913, hizo
la siguiente lista de prioridades ("orden") de cosas a realizar: Worcester,
19 de Octubre de 1913 (Día del Aniversario)
Orden: Completar la aplicación de patente, si es necesario,
de la tobera y la pluralidad; sacar la aplicación sobre la característica
de recarga; también completar la aplicación para la bomba
eléctrica; repetir el cálculo cuidadosamente, para pequeños
intervalos; buscar la teoría del movimiento lunar de Darwin; y buscar
meteoros. También probar un jet.
La aplicación de patente fue la patente US #1,103,503, concedida
en Julio de 1914 junto con una antigua, la #1,102,653. "Pluralidad" fue
el término usado por Goddard para el cohete multietapas, y las patentes
también cubrían la tobera de expansión y el combustible
líquido, aunque Goddard no lo experimenta hasta 1915 y 1922, respectivamente.
Los primeros experimentos de Goddard con cohetes
En 1915, siendo profesor asistente en la Clark University, Worcester, comenzó
los experimentos sobre la eficiencia de los cohetes. Compró algunos
cohetes comerciales y midió su empuje usando un péndulo
balístico, una masa pesada suspendida por cuerdas, a la
que sujetaba el cohete. Se encendía el cohete, y la altura a la
que se elevaba el péndulo suministraba la medida del momento
total (velocidad masa tiempo) comunicado.

Se puede mostrar, por las leyes de Newton, que el
momento total de un sistema libre de fuerzas exteriores se conserva; esta
es realmente otra formulación de la conservación del centro
de gravedad, mencionada en la discusión sobre la propulsión
del cohete. Por consiguiente, el momento dado al péndulo en una
dirección tiene que ser igual al momento mv comunicado al
chorro de gas del cohete y ese momento determina la longitud y la altura
de su oscilación. Pesando el cohete antes y después de su
encendido, Goddard pudo deducir la masa m de los gases expulsados
y de ellos deducir v. Para un cohete naval Coston, encontró
que v era de unos 1000 ft/sec (300 m/s).
La Tobera De Laval
Un cohete es esencialmente una máquina calorífica, un aparato
para convertir la energía calorífica (obtenida de la energía
química del combustible) en energía mecánica, siendo
aquí la energía cinética mv2/2 de
su chorro. Conociendo m y v, Goddard pudo deducir la energía
cinética suministrada al gas, quemando una cantidad medida de combustible,
absorbiendo el calor (p.e. en agua) y midiendo el aumento de temperatura,
también se obtiene la cantidad total de energía química
convertida. La conclusión fue muy decepcionante: solamente el 2%
de la energía disponible contribuía a la velocidad del chorro.
¿Se podría mejorar?. Felizmente para Goddard, este problema
habia sido resuelto por Gustav De Laval, un ingeniero sueco de ascendencia
francesa. Probando el desarrollo de una máquina de vapor más
eficiente, De Laval diseñó una turbina cuya rueda giraba
mediante chorros de vapor.
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Turbina De Laval:
4 toberas, una en
corte transversal.
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El componente crítico, en el que la energía calorífica
del vapor de alta presión procedente de una caldera se convertía
en energía cinética, era la tobera desde la que el chorro
soplaba sobre la rueda. De Laval encontró que la conversión
más eficiente ocurría cuando la tobera primero se estrechaba,
aumentando la velocidad del chorro hasta la velocidad del sonido y luego
se ensanchaba de nuevo. Por encima de la velocidad del sonido (pero no
por debajo) este ensanchamiento causaba un mayor aumento de velocidad del
chorro y producía una conversión muy eficiente de la energía
calorífica en movimiento. Hoy en día las turbinas de vapor
son los equipos de potencia preferidos en las centrales eléctricas
y el los grandes barcos, aunque normalmente tienen un diseño diferente,
para hacer un mejor uso del rápido chorro de vapor; la turbina De
Laval tenía que girar a una alta velocidad impracticable. Pero para
los cohetes la tobera De Laval fue justo lo que se necesitaba.
Goddard experimentó sobre el péndulo balístico
con varios diseños de toberas, usando una pequeña cámara
de combustión llena de un tipo de pólvora, encendida por
electricidad. El final de la cámara estaba roscada para que pudieran
atornillarse toberas de diferentes tipos y probarse. Usando una tobera
De Laval, obtuvo velocidades de chorro entre 7000 y 8000 ft/sec y eficiencias
de hasta un 63%. Luego reemplazó el péndulo por un aparato
más compacto en el cual el empuje de los cohetes no elevaban un
péndulo contra la gravedad, sino comprimían un muelle calibrado.
Con este aparato mostró que (contrariamente a afirmaciones frecuentes)
los cohetes trabajan también igual en el vacío.
Como Goddard observó, esto hace a los cohetes la más eficiente
de la máquinas caloríficas, mejor que las máquinas
de vapor alternativas (21%) y motores Diesel (40%). No es para maravillarse:
de la 2ª ley de la termodinámica, la eficiencia teóricamente
alcanzable de una máquina calorífica aumenta con su temperatura
de operación, y no hay otra máquina calorífica que
funcione tan caliente como un cohete.
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Un motor de cohete en
el Smithsonian, con un
corte abierto mostrando
la tobera convergente-
divergente DeLaval.
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La tobera De Laval cambió los vuelos espaciales desde un vago
sueño a una posibilidad real. Goddard comunicó sus resultados
a la Smithsonian Institution en Washington y requirió ayuda para
desarrollar un cohete capaz de investigar la alta atmósfera. Su
proyecto original ( la "característica de recarga" en su lista de
prioridades) era alimentar la cámara de combustión con trozos
sólidos de combustible, en forma similar en como se alimentan los
cañones con balas. En Enero de 1917 el Smithsonian respondió
con una subvención de $5000, y Goddard comenzó su estudio
y uso de los cohetes.
Después de que Estados Unidos entró en la I Guerra Mundial,
Goddard también trabajó un corto tiempo sobre cohetes militares,
pero no se usó ninguno de sus diseños, aunque cohetes algo
similares a sus diseños se convirtieron, durante la II Guerra Mundial,
en un arma efectiva contra los tanques; fueron conocidas como bazookas.
Combustible Líquido
La idea de alimentar el cohete con una corriente continua de cargas sólidas
también se probó que era irrealizable, y en 1922 Goddard
volvió a su idea alternativa, propuesta independientemente por Hermann
Oberth en Alemania y también apuntada por Tsiolkovsky: un cohete
de combustible líquido. Tendría dos líneas hacia su
cámara de combustión, una alimentando combustible y la otra
oxígeno, similar a los sopletes de soldadura, excepto que las dos
líneas llevarían líquido, no gases; en el diseño
de Goddard gasolina y oxígeno líquido.
Ese cohete prometía una gran eficiencia, pero también
poseía serios desafíos tecnológicos. Ambos fluidos
tenían que bombearse de forma estable, y uno de ellos, el oxígeno
líquido, era extremadamente frío. La combustión a
alta temperatura del oxígeno puro requiere materiales resistentes
al calor y para superar eso, Goddard desarrolló la técnica
de hacer que el oxígeno enfríe la cámara de combustión
en su paso desde el tanque de combustible. este método aún
se usa: en la foto superior, la parte exterior de la tobera está
cubierta con un gran número de tubos metálicos, a través
de los que el combustible frío fluye hacia la cámara de combustión.
Otro problema completamente nuevo que encontró Goddard fue la orientación
y el control del cohete en vuelo.
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Robert H. Goddard al lado del
cohete de combustible líquido
en 1926.
El cohete está en la parte
superior, recibiendo su
combustible por dos líneas
desde el tanque en la base.
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El 16 de Marzo de 1926, Goddard probó el vuelo de su primer cohete
de combustible líquido. Pensó que obtendría un vuelo
estable montando el cohete por delante del tanque de combustible,
con el tanque protegido de la llama por un cono metálico y con las
líneas para el combustible y el oxígeno traccionándolo
por detrás: el diseño funcionó, pero no tuvo la estabilidad
esperada. El cohete inició la combustión unos 20 segundos
antes de alcanzar suficiente empuje (o suficiente aligeramiento del tanque
de combustible). Durante ese tiempo se fundió parte de la tobera,
y la cámara con la que Mrs. Esther Goddard estaba intentando grabar
el vuelo se quedó sin filme, por lo que no existe una grabación
de ese vuelo. Despegó hasta una altura de 41 pies, se niveló
y cayó al suelo, todo en 2.5 segundos, dando un promedio de una
60 mph.
El concepto de Goddard parecía validado, pero estaba muy lejos
de ser un diseño práctico. Desafortunadamente trabajó
solo, sin los recursos técnicos de una gran institución.
En los años que siguieron continuó desarrollando sus cohetes,
controlando su movimiento mediante giroscopios, dirigiéndolos con
pequeñas cambios en el chorro escape, y construyendo cohetes mayores
y más veloces. Fueron probados en pié sobre el suelo y en
vuelo libre, la mayoría en el laboratorio de cohetes que construyó
en Roswell, New Mexico.
Pero la realización de su sueño recayó sobre otros que
disfrutaron de ayuda militar ó nacional. Goddard, infelizmente, nunca vivió para
ver la era espacial. Murió de cáncer el 10 de agosto de 1945 en Baltimore.
Alemania
La historia completa de la tecnología del cohete es muy larga para
cubrirla aquí. Entre la I y la II Guerras Mundiales, especialmente
en los años 30, hubo activos clubs de entusiastas de los cohetes
en Alemania, Estados Unidos, Rusia y otros países. Se diseñaron
cohetes experimentales, se probaron, y algunas veces los hicieron volar.
Algunos de los experimentos usaban combustible líquido, aunque también
se desarrollaron cohetes de combustible sólido. En estos
últimos, el combustible se quemaba gradualmente (como en los antiguos
cohetes de pólvora), y el contenedor de combustible estaba presurizado,
proporcionando el gas caliente directamente hacia la tobera De-Laval.
El semillero del estudio y uso de los cohetes fue
Alemania, donde Hermann Oberth, un rumano, promovió con pasión
la idea de los vuelos espaciales, aún cuando su tesis doctoral "El cohete en el espacio interplanetario" fue rechazado por la Universidad
de Heidelberg. Oberth era un miembro antiguo de la "Sociedad par los Viajes
Espaciales" (Verein fuer Raumschiffahrt ó VfR) formado en 1927.
En 1930 el VfR probó con éxito un motor de combustible líquido
con una tobera cónica que desarrollaba un empuje de 70 newtones
(unos 10 newtones elevan 1 kg). En 1932 volaban cohetes con motores de
600 newtones.
El Cohete V2
En esos momentos, sin embargo, el ejercito alemán había comenzado
a desarrollar cohetes para su propio uso y en 1932 alistaron a un joven
ingeniero llamado Wernher Von Braun. Los cohetes militares eran mayores
y más ambiciosos y el A2 que voló en 1934 desarrollaba un
empuje de 16000 newton. Esto condujo hasta el A4, diseñado y probado
bajo la supervisión de Von Braun, un cohete de 12 toneladas con
un empuje de 250 000 newtones, con 1 tonelada de carga útil y un
alcance de 300 km (unas 200 millas).
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(Foto por Richard V. Wielgosz)
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Denominado V-2 (arma de venganza 2) por el ejercito alemán, se
enviaron cientos de ellos sobre Londres a finales de 1944, por ser un blanco
lo suficientemente grande como para asegurar serios daños aún
sin tener gran precisión. Debido a que estos misiles volaban mucho
más rápido y más alto que cualquier aeroplano, los
británicos no tenían forma de interceptarlos y bombardear
sus bases de lanzamiento era también muy difícil, ya que
los V-2 (como los misiles iraquíes en 1991) usaban lanzaderas móviles.
El ataque solo paró cuando el ejercito alemán fue empujado
más allá del alcance de los cohetes. Hoy en día se
muestra un V-2 en el Museo Nacional del Aire y el Espacio del Smithsonian
Institution en Washington (foto de la derecha).
En los Estados Unidos
Entretanto se estaban
desarrollando los cohetes en los EE.UU., bastante diferentes de los esfuerzos
de Robert Goddard. Un pionero fue Theodore Von Karmán, un húngaro
graduado en el Minta, una de las famosas universidades de Budapest, de
la cual salió un gran número de distinguidos científicos.
Karmán se convirtió en una autoridad en aerodinámica
y en 1930 desempeñó el trabajo de profesor de aeronáutica
en el Caltech, el California Institute of Technology en Pasadena, California.
Juntamente con Frank Malina, uno de sus estudiantes diplomados, Karmán
comenzó el diseño y construcción de cohetes en el
Caltech's Guggenheim Aeronautical Lab (sostenido por la familia Guggenheim,
que también financió los trabajos de Goddard). Debido a que
los cohetes tenían un dudosa connotación de "lejanía",
prefirió referirse a sus trabajos como "propulsión a chorro".
Por último, Karmán y Malina establecieron en Caltech un laboratorio
dedicado a los trabajos de cohetes, el Jet Propulsion Laboratory (JPL);
hoy en día el JPL es virtualmente una parte de la NASA, un gran
laboratorio especializado en la exploración del sistema solar más
allá de la Tierra. Otro estudiante distinguido de Karmán
fue Hsue Shen Tsien, quien posteriormente volvió a China y ayudó
a asentar el esfuerzo de su país en los vuelos espaciales.
El grupo de Karmán construyó cohetes de combustible sólido
y líquido. Durante la II Guerra Mundial uno de los problemas fue
conseguir poner en vuelo hidroaviones de gran peso, Karmán y sus
ingenieros resolvieron esto diseñando el cohete JATO, ó "Jet
Assisted Take Off." Al principio quemaron una mezcla de brea y perclorato,
un compuesto rico en oxígeno similar a los que usan los profesores
de química en las demostraciones de clase para producir oxígeno:
la brea era el combustible y el perclorato proveía el oxígeno.
(Robert Goddard diseñó un cohete de combustible líquido
JATO, pero no tuvo éxito. )
Posteriormente diseñó el "Private", de combustible sólido,
para uso militar, y uno mayor de combustible líquido, el ìCorporalî.
Este último fue adaptado para la investigación a gran altura
como "WAC Corporal" (WAC por Women's Auxiliary Corps) el cual, con un empuje
de 6700 newtones, alcanzó en 1945 una altura de 70 km; posteriormente,
a partir de este, se desarrolló un cohete científico mayor,
el Aerobee.
Usos Militares
Con la excepción del V-2, los diversos ejercitas de la II Guerra
Mundial usaron cohetes de combustible sólido para bombardeos masivos,
para cubrir ataques ó desembarques en la playa; el ejercito ruso,
por ejemplo, tenía su famoso "Katyusha".
Asimismo, Alemania desarrolló un avión ligero movido por
un cohete, con motores que solo funcionaban el tiempo necesario para permitirle
su elevación e interceptar a los bombarderos americanos, después
de lo cual planeaba hacia la tierra y aterrizaba sin motores. Fueron, no
obstante, unas armas fruto de la desesperación y la guerra terminó
antes de que pudieran utilizarse. Después de la guerra, en 1947,
los EE.UU. construyeron e hicieron volar un avión cohete, el X-1,
que se convirtió en el primer avión en superar la barrera
del sonido en vuelo de nivel, el 14 de Octubre de 1947. El X-1 se puede
ver también en el museo Smithsonian.
Cohetes Multietapa y Tecnología
Todos los cohetes anteriores tenían un solo motor, con el que ascendían
hasta que se quedaban sin combustible. Sin embargo, una forma mejor de
alcanzar gran velocidad es colocar un cohete pequeño en la parte
superior de un mayor y encenderlo después de que se ha apagado el
primero.
Imagine que queremos usar un cohete V-2 para enviar una carga útil
pequeña, p.e. 10 kg., lo más alto posible. La carga util
normal de un V-2 era de una tonelada (1000 kg), y con ese peso era posible
alcanzar una altura de unos 100 km. Reduciendo la carga a 10 kg se podría
incrementar la altura algo más, pero no mucho, ya que el cohete
vacío, que pesa unas 3 toneladas, también es necesario elevarlo
a la misma altura. 
El ejercito de los EE.UU., que después de la guerra usó
V-2 capturados para vuelos experimentales a la alta atmósfera, usó
un camino más efectivo. Reemplazó la carga por otro cohete,
en este caso un "WAC Corporal," que era lanzado desde el alto de la órbita.
Ahora el apagado V-2, que pesaba 3 toneladas, se podía dejar caer
y, usando el cohete pequeño, alcanzar una mayor altitud. Este era
el cohete "Bumper" (a la derecha) que en febrero de 1949 alcanzó
una altura de 393 km.
Hoy en día la mayoría de los cohetes espaciales usan varias
etapas, que dejan caer las etapas apagadas y continúan con y continúan
con impulsores más pequeños y ligeros. El Explorer 1, el
primer satélite artificial de los EE.UU., que fue lanzado en enero
de 1958, usaba un cohete de 4 etapas. La lanzadera espacial utiliza dos
impulsores de combustible sólido, que se dejan caer cuando se han
apagado (el desastre del "Challenger" de 1986 ocurrió cuando uno
de ellos falló).
El combustible para los motores propios de la lanzadera, hodrógeno
y oxígeno liquidos, proviene de un enorme tanque desprendible. Cuando
se va usando el combustible, la masa impulsada disminuye y, por a la 2ª
ley de Newton, la aceleración aumenta constantemente (es difícil
disminuir el empuje de los moteres, pero la lanzadera lo puede hacer de
forma limitada). Para reducir la aceleración y salvar a los astronautas
y al vehículo de una fatiga excesiva, en un punto elegido del vuelo
se apagan 2 ó 3 motores. Aún así, cuando se quema
el último combustible del tanque, la aceleración alcanza
unas 6g, empujando a cada astronauta hacia abajo con una fuerza añadida
de 6 veces el peso de su cuerpo.
Las personas que no están familiarizadas con los vuelos espaciales
raramente se dan cuenta que la mayor parte de la masa de los cohetes es
el combustible. La masa de lanzamiento del V-2 era del 75% de combustible
y el otro 25% el resto del cohete, pero como podemos ver, no era lo suficientemente
bueno para los vuelos espaciales. En un artículo de 1948 en el American
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Lanzamiento de un Atlas-Centaur.
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Journal of Physics, titulado "¿Podemos volar a la Luna? " los autores
contestan su pregunta con un no rotundo. Extrapolaban la tecnología
V-2 a los grandes cohetes y calculaban que el 80% del peso debería
ser combustible, y con la conclusión de que la carga útil
que se podría enviar a la Luna podrían ser 10 kg, y nunca
un ser humano.
El Cohete Atlas
Los vuelos hacia la Luna solo fueron posibles con una tecnología
en la que el combustible constituyese una mayor fracción de la masa.
De la masa del misil Atlas, construido en los años 1950 y que fue
usado por los primeros astonautas, el 97% de la misma, aproximadamente,
era combustible. Esos cohetes fueron denominados como ìbalones de acero
inoxidableî, conservando su forma con la ayuda del gas presurizado de su
interior, usándolo también para empujar el combustible. Ese
fue el vehículo con el que, el 20 de febrero de 1962, John Gleen
se convirtió en el primer norteamericano en orbitar la Tierra. Debido
a que el tanque de combustible era tan ligero, el Atlas solo dejaba caer
dos de sus motores al final de la primera etapa de su vuelo y, como la
lanzadera, continuaba con el tercero.
La Carrera de los Misiles
El final de la II Guerra Mundial llegó en 1945, cuando Hiroshima
y Nagasaki, las dos ciudades japonesas, fueron destruidas por ambas bombas
atómicas. Los cohetes tuvieron de pronto una nueva y terrorífica
imagen. La carga de 1 ton. de las V-2 alemanas solo causaba un daño
limitado: era un arma de terror imparable, pero insignificante desde el
punto de vista estratégico. Ahora ese poder destructivo podía
aumentarse unas 20.000 veces. Diez años después, cuando se
perfeccionó la bomba H, esta relación se aumentó en
millones.
Este logro, en los años posteriores a la II Guerra Mundial,
hizo que los militares ofrecieran un mayor apoyo al desarrollo de los cohetes,
especialmente en los EE.UU. y en la URSS o Unión Soviética (ahora República Rusa
y sus aliados). Mientras mucha gente soñaban con explorar el espacio, el dinero
iba destinado, en ese momento al menos, al desarrollo de misiles.
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Sergei Korolev
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Los primeros cohetes militares fueron muy adaptables para usos científicos.
Los militares pretendían que los "Misiles Balísticos Intercontinentalesî
(ICBMs) fueran capaces de alcanzar cualquier punto de la Tierra, y para
esto tenían que ser capaces de impartir una velocidad muy cercana
a la necesaria para alcanzar una órbita sobre la atmósfera.
Tanto los EE.UU. como la URSS se pusieron a trabajar en los cohetes de
combustible líquido. Los EE.UU. capturaron un buen número
de V-2 en buen uso, así como al equipo de diseño de cohetes
alemán liderado por Wernher von Braun, que pronto tuvo un papel
decisivo en el desarrollo de los misiles norteamericanos. La URSS también
capturó motores V-2, y los diseñadores rusos, liderados por
Valentin Glushko y Sergei Korolev ("Koralyov") copiaron esos cohetes y
luegon pasaron a desarrollar los suyos propios, más potentes .
En los EE.UU. con esos esfuerzos se consiguieron los cohetes Thor y
Jupiter, con un alcance de 2000-3000 km, y el Atlas cuyo alcance era intercontinental.
Al mismo tiempo se desarrolló una serie de cohetes científicos
a partir del JPL's "Corporal", particularmente el Aerobee, para estudios
de la alta atmósfera y el Viking, un vehículo mayor. En Inglaterra
y Francia también se desarrollaron proyectos de misiles y cohetes
científicos, mucho más limitados.
El Año Geofísico Internacional
Los cohetes científicos hicieron posible, por vez primera, los estudios
de los fenómenos de gran altitud y las observaciones del Sol en
emisiones ultravioleta, que normalmente eran bloqueadas por la atmósfera.
Entre esos activos estaba James Van Allen, quien a finales de los 1940
envió contadores Geiger, detectores de iones rápidos
y de electrones, a gran altitud abordo de cohetes Aerobee y V2. Consciente
de que esos cohetes gastaban una gran cantidad de energía en vencer
la resistencia del aire, él y su equipo de la Universidad de Iowa,
posteriormente, suspendieron cohetes pequeños con globos de altura
y los encendieron por control remoto cuando estaban por encima de la atmósfera.
En 1953 uno de estos cohetes fue encendido dentro de una aurora polar y observaron un flujo de
partículas rápidas, posteriormente identificadas como electrones.
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Sputnik |
Por un convenio internacional los años 1957-8 fueron declarados
como el ìAño Geofísico Internacionalî (IGY), un espacio de
tiempo para desarrollar esfuerzos internacionales para el estudio de la
Tierra, los océanos, la atmósfera y el entorno del espacio
terrestre. Los EE.UU. anunciaron que estaban planeando lanzar en esos momentos
un pequeño satélite con una radio-
baliza, el "Vanguard",
que usaba un cohete multietapa basado en la tecnología del Viking
. Extraoficialmente Von Braun también estaba preparando un cohete
militar para lanzar un satélite, suministrado por el grupo de Van
Allen de la Universidad de Iowa, pero no le permitieron hacerlo antes que
la misión oficial Vanguard.
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El "Semiorka" cohete R-7 de Korolev,
similar al que lanzaba los Sputniks
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La URSS también anunció su intención de lanzar satélites
artificiales durante el IGY, pero los EE.UU. y sus aliados no tomaron en
serio su anuncio. Ignoraban el alto desarrollo de los cohetes rusos de
larga distancia, comenzando por el cohete R7 de Korolev, el Semiorka (pequeño
número 7), un enorme vehículo impulsado por 20 motores. Este
cohete no era solo una lanzadera muy efectiva, sino también algo
bello para contemplar: cuatro afilados cohetes de 1ª etapa, cada uno
con un grupo de 4 motores, rodeando el vehículo principal, que estaba
impulsado igualmente por un grupo de ellos.
El 7 de octubre de 1957, ese cohete puso en órbita circular por
encima de la atmósfera el primer "sputnik" (= satélite) ruso,
causando una gran conmoción en todo el mundo. El Sputnik fue visto
como un reto a la tecnología de los EE.UU., y evidenciaba que los
misiles soviéticos eran de alcance intercontinental. Esto no hizo
solamente adelantar los planes de lanzamiento de los EE.UU., sino que hizo
también reconsiderar el programa de educación científica
de las escuelas y otras interioridades de la tecnología avanzada.
Un mes más tarde la URSS lanzó el Sputnik 2, que llevaba
una perra llamada Laika, probando que los seres vivos podrían volar
al espacio y sobrevivir.
Los EE.UU. hicieron la prueba de lanzar su satélite Vanguard
el 6 de Diciembre de 1957, pero fallaron. El margen de potencia de elevación
extra era más bien pequeña; en los primeros y críticos
segundos no pudo elevar el cohete con la sufieciente rapidez como para
separarlo de su apoyo; en vez de eso, el cohete se tumbó y ardió.
Hoy en día todas las lanzaderas espaciales usan sujeciones para
mantener el cohete abajo durante esos segundos, hasta que se alcanza el
empuje completo; si se observa la cuenta atrás de un lanzamiento
espacial, se puede ver que la ignición comienza un instante antes
del despegue. No era así en los primeros tiempos. Los posteriores
lanzamientos de los "Vanguard" despegaron sin problemas, pero lo que se
recuerda es el fallo de 1957.
Explorers 1 y 3
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Lanzamiento del Explorer 1
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A la vista del éxito del Sputnik y el fallo del Vanguard, el plan
de Von Braun tuvo un nuevo impulso y el 31 de enero de 1958, orbitó
con éxito el primer satélite norteamericano, el Explorer
1 (a la derecha la foto de su lanzamiento). Abordo iba un contador
Geiger de Van Allen; a este lanzamiento le siguió el del Explorer
3, un vehículo similar, en Marzo, (el Explorer 2 falló).
Van Allen había planeado observar la radiación cósmica,
los iones de alta velocidad (átomos despojados de electrones) del
universo distante. Principalmente buscaba medir el flujo de los rayos cósmicos
de iones de más baja energía, que eran completamente absorbidos
por la atmósfera y no podían ser estudiados desde el suelo
(la reciente misión Sampex estudió estas partículas
con instrumentos mucho mejores). A diferencia de la órbitas de los
Sputniks, la del Explorer 1 fue muy elíptica; subiendo hasta altitudes
por encima de los 2000 km.
Extrañamente, a mayores altitudes, la cantidad de partículas de
rayos cósmicos registradas por el contador Geiger cayeron a cero. La razón se
encontró por medio del Explorer 3, que mostró que a mayor elevación la radiación
normal era tan alta que el instrumento se sobrecargaba. De esta forma se
descubrió el cinturón de ìradiación atrapadaî (o sea, iones y electrones
atrapados) que se extiende alrededor de la Tierra, mantenida por el campo
magnético de la Tierra.
Vuelos Espaciales Tripulados
Desde los días del Sputnik y del Explorer 1, miles de naves espaciales
han ido al espacio, algunas de ellas llevando pasajeros humanos. La primera
persona que orbitó la Tierra fue el ruso Yuri Gagarin, el 12 de
abril de 1961. El primer norteamericano en hacer lo mismo fue John Glenn,
que completó tres órbitas el 20 de febrero de 1962; más
de 26 años más tarde, a la edad de 77 años, Glenn
retornó al espacio abordo de la lanzadera espacial.
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John Glenn entrando en su cápsula "Mercury".
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El vuelo de Glenn fue
el primero del ìProyecto Mercuryî que preparó el misil Atlas. Fue
seguido (en los EE.UU.) por el "Gémini" cuyas cápsulas con
dos hombres abordo fueron puestas en órbita por cohetes Titán,
mas potentes. Luego vinieron las misiones ìApoloî con tres hombres, primero
volando alrededor de la Luna y luego alunizando sobre su superficie, el
20 de julio de 1969. En total se consiguieron 6 alunizajes con éxito,
todos usando el cohete gigante, de 2700 toneladas, Saturno V, impulsado
por cinco enormes motores de cohete F-1 (y uno más en la segunda
etapa). Uno de estos motores se muestra en el National Air and Space Museum
(NASM) del Smithsonian Institution en Washington, así como la cápsula
de John Glenn, un módulo lunar y muchos otros recuerdos de los primeros
tiempos de los vuelos espaciales.
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La lanzadera espacial
en órbita.
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La historia de los vuelos
espaciales tripulados es larga, fascinante y aún continúa
desarrollándose. Este corto relato no puede hacerlo con justicia
y aquellos que quieran saber más se deberán dirigir a otras
fuentes disponibles. Los vuelos tripulados actuales se fundamentan el la lanzadera
espacial, un cohete reutilizable con alas cortas, que le permiten aterrizar
en una pista como un aeroplano. Los cohetes de la lanzadera utilizan unas
700 toneladas de hidrógeno y oxígeno líquidos, un
combustible más eficaz; adicionalmente lleva dos cohetes de combustible
adosados, con un peso de 600 toneladas cada uno.
Los satélites tripulados incluyen varias ìestaciones espacialesî
proyectadas para estancias largas. En el pasado, los EE.UU. pusieron en
órbita el "Skylab," lanzado en 1973 y quemado en su reentrada a
la atmósfera en 1980, bastante tiempo después de que sus
ocupantes lo hubieran abandonado; un módulo de reserva del Skylab
está abierto para los visitantes en el NASM.

La URSS lanzó estaciones espaciales de tamaño creciente,
las Soyuz, Salyut y (en 1986) la estación
espacial Mir (a la derecha). Con los años la Mir se fue
agrandando con módulos adicionales (uno de los cuales se dañó
por una colisión accidental en 1997) y aún continúa
en órbita. La construcción de la Estación
Espacial Internacional comenzó en noviembre de 1998
con la puesta en órbita de módulo ruso "Zarya", seguido en
diciembre por el ìUnityî de la NASA .
Reentrada
Cualquier misión tripulada tiene el problema del regreso seguro
a la Tierra, que requiere deshacerse de una gran cantidad de energía
asociada al movimiento orbital. Una nave espacial en baja órbita
terrestre se mueve a unas 24 veces la velocidad del sonido. Como la energía
del movimiento (energía cinética) es proporcional al cuadrado
de la velocidad v, gramo por gramo (o onza por onza) ese vehículo
tiene 242 = 576 veces más energía que un objeto
moviéndose a la velocidad del sonido (en el aire), p.e. una bala.
La fricción atmosférica convierte esa energía en
calor, un calor suficiente para fundir y hasta evaporar el material de
la nave, incluso a un metal duro. Para liberarse de ese calor, el vehículo
entra en la atmósfera con un ángulo pequeño, retrasándose
en las capas más rarificadas. También es muy útil
que presente un obstaculo romo al aire, porque crea un gran frente de choque
por delante del vehículo que disipa una gran cantidad de calor.
Por esta razón la lanzadera comienza la reentrada enfrentando la
parte inferior y solo después de perder la mayor parte de su velocidad,
gira sobre si misma y coloca su proa (parte delantera) por delante como
cualquier aeroplano.
Aún
así, alcanza la nave una gran cantidad de calor, lo que requiere
que la parte delantera sea recubierta con material resistente al calor.
Las Mercurio, Geminis y Apolo usaban escudos que se desgastaban (vaporizaban),
que aligeraban la nave para que aterrizase con un paracaídas. La
parte inferior de la lanzadera está recubierta con tejas de un material
especial ligero y resistente al calor. La Unión Soviética
construyó e hizo volar en 1988 su propia lanzadera, la Buran, pero
aunque su prueba fue buena, no se ha vuelto a usar.
Foto de la derecha: Wernher Von Braun y uno de los motores-cohete
F-1, del tipo que impulsó los vuelos Apolo a la Luna. Un motor similar
se muestra en el National Air and Space Museum del Smithsonian, en Washington,
DC.
Naves Espaciales no Tripuladas
Es tan grande la variedad de naves no tripuladas (al igual que las tripuladas),
que es imposible tratarlas aquí todas. Pueden dividirse en cinco
grupos, que se describen por separado en los archivos enlazados de
la lista siguiente:
- Satélites que observan
el Sol, el Sistema Solar o el Universo (como la japonesa Yohkoh que
observa el Sol o el telescopio en órbita Hubble). Los observatorios
en órbita pueden detectar longitudes de onda que la atmósfera
no deja pasar, como la luz ultravioleta o los rayos X.
- Satélites que observan
a la Tierra desde arriba, para usos científicos, militares y
comerciales, como los meteorológicos, que muestran los mapas del
tiempo en la TV.
- Satélites que toman
muestras de su entorno, por ejemplo, los que monitorizan los cinturones
de radiación y el viento solar.
- Satélites usados para el beneficio
de la humanidad, como los de comunicaciones y los del sistema GPS usado
en determinar la posición.
- Naves que no están ligadas a la Tierra, sino que exploran
otros planetas y los límites del sistema solar.
Fuente: NASA |