La materia es energía eléctrica en estado tal que se presenta ante nuestros
sentidos con aparente diversidad. Estremece pensar que aquello que parece tan
diferente es en esencia semejante. Todo es energía, manifestada en forma de
cargas eléctricas. Esas cargas eléctricas reunidas de manera distinta
constituyen los elementos que conforman el universo.
Así como los átomos se combinan para formar moléculas, éstas se atraen entre sí
para conformar los distintos estados de la materia, conocidos como: sólido,
líquido y gaseoso.
La unión entre moléculas, a diferencia de la unión entre átomos, se debe a la
atracción que existe entre sus nubes de electrones. Si bien los electrones
tienen carga negativa, y sabemos que cargas iguales no se atraen sino que se
repelen, las moléculas, formadas por núcleos atómicos (positivos) con sus
electrones (negativos) poseen muchas veces nubes electrónicas cuya forma es
asimétrica, de modo que dan lugar a los llamados dipolos permanentes. Estos
dipolos se forman por varios motivos: el primero, es la geometría molecular, o
sea la forma que adquieren las moléculas según la posición que ocupan sus átomos
en el espacio, que puede ser lineal, triangular plana, con forma de pirámide u
otros tipos más complejos de cuerpos geométricos. Otro de los motivos es la
mayor o menor tendencia que posee cada núcleo a atraer a sus propios electrones
(electronegatividad).
Los dipolos permanentes hacen que se genere una zona con marcada densidad de
carga negativa y otra menos negativa, que es considerada “positiva”. De modo
que, como una sustancia está formada por millones y millones de moléculas, éstas
se atraerán entre sí a través de sus dipolos. Por supuesto, la parte positiva
atraerá a la negativa y viceversa.
Cuanta más atracción haya entre las moléculas, mayor tendencia tendrán a estar
juntas en el espacio, pero si a pesar de la atracción se pueden mover con cierta
facilidad, el estado que esa materia presentará será líquido. Si las moléculas
ocupan lugares fijos en el espacio y la movilidad es pobre, porque esas fuerzas
de atracción son muy intensas, se conformará el estado sólido.
Nuevamente comprobamos que la electricidad sigue siendo una propiedad importante
en la muestra de la diversidad del planeta.
Las moléculas, que tienen una nube electrónica simétrica, o sea que tienen las
cargas negativas distribuidas uniformemente alrededor de los núcleos atómicos
serán no polares, por lo que no habrá atracción entre ellas, de modo que se
moverán libremente en el espacio y la sustancia se presentará como un gas.
Podríamos preguntarnos:
¿Por qué una misma sustancia en nuestro planeta puede encontrarse en los tres
estados? Por ejemplo, el agua, que conocemos como líquido, como hielo y como
vapor.
El estado de una sustancia no sólo depende de todo lo que anteriormente
enunciamos, sino también de la influencia de la presión atmosférica y de la
temperatura. Cuando la presión aumenta, se favorece la atracción molecular, pues
éstas se acercarán entre sí y se atraerán con mayor facilidad, lo que generará
tendencia al estado líquido y al sólido. Cuando baja la temperatura, por el frío
las moléculas tendrán menor energía y en consecuencia menor movimiento; la
atracción será mayor y por lo tanto se favorecerá la tendencia al estado líquido
y sólido.
De allí que el agua a temperatura ambiente se presente como líquido, pero una
vez que la colocamos en el refrigerador, cuando alcanza temperaturas debajo de
cero grado (punto de fusión) se solidificará. Al calentarla, llegando a los 100
grados (punto de ebullición) comenzara a “hervir”, pues vence a la atmósfera que
la presiona y pasa al estado gaseoso.
Algo que llama la atención es que cada sustancia en la naturaleza posee como
documento de identidad su punto de ebullición y de fusión. No hay dos sustancias
que coincidan en estas temperaturas, por lo tanto los mismos son
identificadores.
Si tenemos un líquido cuya temperatura de ebullición es de 100 grados y funde a
cero grado podemos asegurar que es agua pura. Si un líquido hierve a los 78
grados se tratará del conocido alcohol etílico o común. Y así para cada una de
las sustancias que nos rodean.
Sabemos que el agua y otras sustancias se evaporan aunque no hiervan. Ello se
debe a que en la superficie de un líquido siempre hay moléculas que se pueden
escapar de él usando energía que toman del medio ambiente.
Podemos describir una propiedad del agua que no sólo resulta interesante, sino
que nos hace pensar que los mecanismos físicos y químicos que la naturaleza usa
no son casuales, poseen una lógica que supera la inteligencia humana.
El agua es el único líquido que al enfriarse sus moléculas se colocan en una
posición tal que hacen que aumente su volumen. Esto permite que su densidad
(relación entre masa y volumen) disminuya, de modo que el hielo flota por encima
del líquido. Prueba de ello la tenemos al observar un cubito en un vaso de agua.
Esta propiedad permite que en los lagos de los países de clima frío, cuando se
congelan en invierno, la masa de hielo formada quede flotando, de modo que se
preserva el bioma (seres vivientes) del lugar, conservándose también el calor
interno de la laguna. Si sucediera lo contrario cada invierno moriría todo lo
viviente y no se darían los ciclos de vida a lo largo del tiempo. Esta
inteligencia no pertenece al hombre sino a la Naturaleza ¿qué les parece?
Autor: María Cristina Chaler AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS Y TECNOLÓGICAS
(CyTA-INSTITUTO LELOIR) |